Exigir respeto por el éxito

Si soy amigo de alguien que trabaja para Exigir respeto mí (es decir, desayuno, almuerzo o ceno con él, lo invito a la fiesta de cumpleaños de mi hija, vamos al cine con él, etc.), utilizarán esa relación cuando quieran dormir hasta tarde, cuando quieran irse temprano o cuando no logren hacer su trabajo.

Creen que los cuidaré o haré la

vista gorda. Y quizá lo hice en el pasado.

Pero, como mencioné al principio, aprendí lista de teléfonos móviles de brother muchas lecciones a las duras penas y no volveré a cometer esos errores.

Los miembros de su equipo necesitan Exigir respeto saber qué espera, cómo quiere que se haga y, lo más importante, que hará un seguimiento para garantizar que se haga.

También es imperativo que tengan consecuencias si no cumplen.

Al final, la mejor manera de determinar si alguien es realmente tu amigo o si es un conocido o socio comercial es esta: necesitas algo de él.

Pídeles algo que requiera esfuerzo. Si salen corriendo, tienes la respuesta.

El otro día iba en coche con mi hija

de Exigir respeto once años. Para quienes no recuerden los once, es la edad en la que su hijo está entrando en la fase de “mi papá se cree guay, pero no lo es porque es viejo”.

Decidí poner música que escuché de niño Directorio de bases de datos de Australia  durante el viaje. A propósito, no le dije que la música tenía más de veinte años porque quería su reacción sincera. Después de unas cuantas canciones, noté que movía el pie y la cabeza. Pasaron algunas canciones más e incluso murmuraba algunas letras intentando aprenderse la letra.

Entonces, decidí decírselo de repente.

“Sabes, esta canción salió en 1994…”

“¿Quééé?”, respondió. “¿1994? ¿Acaso había iPods en esa época?”

Eso fue todo, dejó de mover la cabeza, cruzó los Reseñas B2B brazos y deseó que el viaje terminara.

Esto sucede mucho en el mundo de las ventas. Estás en el proceso de venta con un cliente potencial y todo va de maravilla. Te ríes, hablas y construyes una buena relación hasta que te das cuenta de la hora. Piensas: «Si no empiezo a venderle a este cliente ahora, puede que no llegue a casa a cenar».

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